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miércoles, 18 de mayo de 2011

Pacto de muerte

En varios países de África, se realiza un pacto, en la hechicería, que tiene como finalidad la entrega de vidas a cambio de bienes. En Angola, por ejemplo, ese pacto se llama Maiambola; en Mozambique, Kuthaca; en cada país africano tiene un nombre diferente. Dependiendo del objetivo que la persona anhela, tendrá que entregar a alguien a quien ame mucho. Ese alguien debe ser muy cercano, de la familia, que tenga la misma sangre. Dependiendo de lo que se desea, es necesario que el hermano entregue a la hermana, que los hijos entreguen a sus padres, que los padres vendan a sus hijos, y esto es muy común por aquí.

Una señora cuenta que fue vendida a los espíritus por su padre, cuando tenía 12 años, a cambio de riquezas. En este caso, el pacto se hace de la siguiente forma: cuando la niña cumple siete años, el padre debe tener relaciones sexuales con ella. El objetivo es tomar la sangre, que generalmente se desprende durante la primera relación sexual, y llevarlo en un pañuelo blanco, para que sea ofrecido a los espíritus. Esa sangre representa la vida de la persona que será cambiada por bienes. Por eso, a partir del acto, la criatura es propiedad de los espíritus, que se sienten sus dueños, sus maridos.

Ellos no permiten que nadie se le acerque, ella se convierte en esclava. Si no busca a Dios nunca se casará; es probable que tenga varios hombres, pero nunca un marido. Podrá tener varios hijos, pero nunca vivirá con el padre de ellos. Además, vivirá un tormento espiritual: será visitada todas las noches por aquel espíritu que, aquí en África, es conocido como “el marido de la noche”, que pasa a mantener relaciones sexuales con ella.

Muchas mujeres se despiertan sin su ropa interior, cansadas y arañadas. Existen varios casos de mujeres cuyos hombres las abandonan, porque se despiertan y las ven susurrando, como si estuvieran teniendo relaciones con alguien.

Tomamos conocimiento de un caso, hace poco tiempo, de un padre desesperado que trajo a su hija; la niña, de apenas siete años de edad, cuando dormía, tenía su cuerpo usado por un espíritu. Muchas veces el padre vio a su hija susurrando, haciendo todos los movimientos de una persona cuando mantiene relaciones. Esta niña fue vendida por su propio abuelo y nunca podrá realizar su sueño de casarse; y en caso de que lo consiga, su matrimonio no durará mucho. Infelizmente, ella fue vendida, el espíritu se siente su dueño, por causa del pacto.

Cuando una persona de sexo masculino es vendida, no puede tener nada, materialmente hablando; cuanto más miserable sea, más crecerá la persona que la vendió. Pero quien la vendió nunca podrá ayudarla, ni nadie más, pues su miseria y sufrimiento representan la felicidad y prosperidad de quien hizo el pacto.

Y cuando muere, otra persona debe ser entregada al espíritu en su lugar. Esa persona pasará a tener el mismo sufrimiento que la que murió. Sólo un pacto con Dios puede quebrar un pacto con el mal.

Obispo João Leite

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